jueves, 22 de noviembre de 2007

Medio marido

C.M. viuda recientemente, no sabía como explicarme lo que le pasaba. ¿Doctora, verdad que no estoy loca? Le respondí que no y entonces aliviada me explicó su historia. El marido, creo recordar llevaba fallecido unos meses, cuando de repente, lo veía sentado en el sofá, como esperando a ver el telediario. Lo curioso del caso es que sólo aparecía de cintura para arriba. La mujer cuando lo veía, salía de casa espiritada y dormía con una de sus tres hijas. Volvía al hogar convencida de que era fruto de su imaginación, pero el buen hombre volvía a aparecer.

Explicando verdades a medias, se sometió a pruebas médicas: TAC cerebral, EEG y puedo ratificar que fueron normales.

Harta del okupa del más allá y muerta de miedo, volvió a consultar a sus hijas y enseñándoles las pruebas médicas: no tengo tumor cerebral ni epilepsia que me hagan ver alucinaciones. La hija mayor la acompañó a casa para que se quitara la obsesión de la cabeza. Tal vez acompañada durante unos días, dejará de decir tonterías. Madre e hija entraron por la puerta y en el sofá estaba el individuo, mirando a esposa e hija. Las dos mujeres marcharon corriendo, pues esta vez fueron cuatro los ojos que percibieron el espectro.

C.M. vendió el piso y se trasladó a otro. Nunca ha vuelto a ver al difunto marido. Lo que no sé, es si los nuevos propietarios, sufren de poltergeis...

¿Alucinación colectiva, mimetismo histérico? Quién sabe si aquel hombre no se quería ir de este mundo sin saber si su equipo de fútbol había ganado la liga.

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